Noticias de la Cámara
Pensiones y distopias
10/02/2015
Nos hacemos eco de un artículo publicado por José María Bové de HLB Bové, miembro de la Cámara de Comerción Británica en España.
El inicio de este año 2015 dibuja un prometedor pronóstico en el plano económico para nuestro país, con estimaciones de incremento del Producto Interior Bruto y creación de empleo que resultan verdaderamente favorables para España. No se trata aquí de poner en cuestión estas proyecciones, pero entre tanto optimismo insuflado hay un elemento que quien firma estas líneas viene percibiendo con un creciente desasosiego en los últimos tiempos. Se trata de la viabilidad futura del sistema público de pensiones.
A pesar de la aprobación hace poco más de un año de la ley reguladora del (críptico) Factor de Sostenibilidad y del Índice de Revaloración del Sistema de Pensiones de la Seguridad Social, son muchas las incertidumbres y los retos a franquear en lo venidero. Entre otros: ¿hasta cuándo dispondrá el Fondo de Reserva de recursos suficientes, toda vez que desde el año 2011 estos se han reducido en cerca de 25.000 millones de euros, hasta poco más de 42.000 millones de euros a finales de 2014?; ¿cómo revertir la caída en el ratio de cotizantes por jubilado, en la actualidad de un 2,25, el más bajo desde el año 2000?; ¿qué medidas se plantean para integrar, ni que sea parcialmente, el volumen de impuestos detraídos del sistema como consecuencia de un índice de economía sumergida que roza el 25%?
Por si fuera poco, las pirámides de edad previstas por el Instituto Nacional de Estadística para dentro de medio siglo, indican que habrá 1,3 habitantes entre 16 y 64 años por cada persona de 65 o más, frente a la relación de 3,6 que vincula a ambos grupos en la actualidad.
Ante estos ingredientes, que en manos de un buen escritor darían para elaborar una oscura narrativa distópica, Gobierno y oposición deberían ponerse manos a la obra para evitar un futuro que se adivina pesimista.
Por esta razón, me pregunto por qué no tomamos el modelo austriaco como base para desarrollar un instrumento complementario al sistema público de pensiones. En Austria, la empresa empleadora dota mes a mes un fondo de capitalización individual y obligatorio para cada trabajador. Los ahorros generados a lo largo del tiempo se pueden recuperar en caso de pérdida del empleo, pero también pueden devenir un complemento de la pensión al final de la vida laboral.
Creo sinceramente que si no se afronta el problema con rigor y celeridad, será innecesaria la imaginación de nuestro escritor. Desgraciadamente, desde la desidia y la irresponsabilidad también se construyen futuros peores.
José María Bové es el presidente de HLB Bové Montero y Asociados.
El inicio de este año 2015 dibuja un prometedor pronóstico en el plano económico para nuestro país, con estimaciones de incremento del Producto Interior Bruto y creación de empleo que resultan verdaderamente favorables para España. No se trata aquí de poner en cuestión estas proyecciones, pero entre tanto optimismo insuflado hay un elemento que quien firma estas líneas viene percibiendo con un creciente desasosiego en los últimos tiempos. Se trata de la viabilidad futura del sistema público de pensiones.
A pesar de la aprobación hace poco más de un año de la ley reguladora del (críptico) Factor de Sostenibilidad y del Índice de Revaloración del Sistema de Pensiones de la Seguridad Social, son muchas las incertidumbres y los retos a franquear en lo venidero. Entre otros: ¿hasta cuándo dispondrá el Fondo de Reserva de recursos suficientes, toda vez que desde el año 2011 estos se han reducido en cerca de 25.000 millones de euros, hasta poco más de 42.000 millones de euros a finales de 2014?; ¿cómo revertir la caída en el ratio de cotizantes por jubilado, en la actualidad de un 2,25, el más bajo desde el año 2000?; ¿qué medidas se plantean para integrar, ni que sea parcialmente, el volumen de impuestos detraídos del sistema como consecuencia de un índice de economía sumergida que roza el 25%?
Por si fuera poco, las pirámides de edad previstas por el Instituto Nacional de Estadística para dentro de medio siglo, indican que habrá 1,3 habitantes entre 16 y 64 años por cada persona de 65 o más, frente a la relación de 3,6 que vincula a ambos grupos en la actualidad.
Ante estos ingredientes, que en manos de un buen escritor darían para elaborar una oscura narrativa distópica, Gobierno y oposición deberían ponerse manos a la obra para evitar un futuro que se adivina pesimista.
Por esta razón, me pregunto por qué no tomamos el modelo austriaco como base para desarrollar un instrumento complementario al sistema público de pensiones. En Austria, la empresa empleadora dota mes a mes un fondo de capitalización individual y obligatorio para cada trabajador. Los ahorros generados a lo largo del tiempo se pueden recuperar en caso de pérdida del empleo, pero también pueden devenir un complemento de la pensión al final de la vida laboral.
Creo sinceramente que si no se afronta el problema con rigor y celeridad, será innecesaria la imaginación de nuestro escritor. Desgraciadamente, desde la desidia y la irresponsabilidad también se construyen futuros peores.
José María Bové es el presidente de HLB Bové Montero y Asociados.