¿Quiénes somos?
Misión
La Cámara de Comercio Británica en España es la única organización empresarial independiente hispano-británica cuya misión es el fomento del negocio e inversión entre empresas británicas y españolas, la defensa de los intereses de sus socios ante los órganos de decisión mediante la creación de comités de advocacy o la publicación de estudios y el desarrollo de eventos y acciones que incrementen el negocio y visibilidad de sus socios.
La Cámara en números
Historia
Fundación en 1908 en Barcelona
La Cámara de Comercio Británica en España tiene más de un siglo de historia. Fue fundada en Barcelona en 1908 por iniciativa de la Embajada Británica con el objetivo de promover el comercio bilateral entre ambos países, algo que sigue siendo uno de sus principales objetivos cien años después.
Los orígenes
La creación de la BCCS daba respuesta a la investigación realizada en 1907 por un agregado comercial de la Embajada Británica sobre las posibilidades de inversión que los empresarios británicos tenían en el país. La primera reunión que formalizó la creación de la BCCS fue el 5 de junio de 1908, la cual estuvo presidida por el Cónsul Británico y por el Presidente de la Cámara de Comercio Española y contó con la presencia de 34 socios. En esta reunión se eligió por unanimidad al primer presidente de la Cámara, el director de la Compañía Española de Telégrafos, Valentine Browne. En este primer año se consiguieron un total de 89 socios repartidos entre el Reino Unido y Barcelona principalmente, pero también en Madrid o Valencia.
1917: Primer banco británico y apertura de una delegación Madrid
Desde su fundación, la British Chamber ofrece servicios a sus socios, que en algunos casos, continúan presentes un siglo después como: la búsqueda de negocios o contactos en España para las empresas británicas; defender los intereses de los socios; realizar informes sobre el comercio bilateral entre ambos países; o la realización de informes sobre licitaciones y contratos de interés para los socios. Algunas de estas iniciativas por parte de la Cámara ayudaron a la apertura del primer banco británico en España en mayo de 1917: el Anglo South American Bank en Barcelona.
Ese mismo año, se abrió la primera delegación en Madrid en un despacho del centro de la ciudad con un secretario dedicado a la Cámara y a los socios de esta ciudad. Más de cincuenta años después, la oficina madrileña pudo presumir de tener cerca de 1.500 socios. En sus primeros años, la BCCS fue un punto de partida de numerosas iniciativas sociales para los británicos residentes en España. Gracias a algunas de ellas se creó la Iglesia Anglicana de Madrid o el Club Británico en Barcelona.
1946: Crecimiento de la Cámara de Comercio y creación de su propia revista
Tras la Guerra Civil y la II Guerra Mundial, la British Chamber reanudó sus actividades en febrero de 1946 con una Junta de Gobierno de 16 miembros distribuidos de manera equitativa entre Madrid y Barcelona y con 30 miembros de los comités regionales de Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao.
Durante la dictadura, la revista de la Cámara, The Chamber's Journal, evitó la censura que tenían otros medios de comunicación y era leída incluso por personas ajenas a la organización. Se convirtió en un medio de denuncia y en su editorial de diciembre de 1956 reivindicaba el excesivo intervencionismo del Estado en el comercio exterior y los numerosos impuestos y aranceles que se aplicaban a los bienes importados.
Tres años más tarde, el ministro de Comercio español, Alberto Ullastres, aprobó el 'Plan de Estabilización' en el que la importación de ciertos bienes y productos se liberalizaba y se revisa el cambio de divisas extranjeras. En una cena organizada con el ministro, Frederick Witty, Presidente de la British Chamber, observó que en la lista de productos libres de cargas no estaba incluido el material deportivo. Ullastres acordó incluir el material británico deportivo en la lista de productos liberalizados para que los deportistas españoles pudieran acceder a este producto. Poco tiempo después, España venció a Estados Unidos en una eliminatoria de Copa Davis con pelotas y raquetas procedentes de Yorkshire.
1968: Consolidación de la base de socios
A finales de los años 60, el número de socios era de 858 socios y se aspiraba a llegar a los más de 1.000. Además, en 1968 se incrementó la cuota de socio de la British Chamber por primera vez en 60 años: 1.000 pesetas para los socios en España y 6 libras para los del Reino Unido.
Con la creación, en la década de 1970, de los departamentos comerciales en las embajadas británicas el número de socios se redujo enormemente. La British Chamber se adaptó a los nuevos tiempos y empezó a ofrecer nuevos servicios para sus asociados.
Años 80: Nuevos servicios
Durante los 80, se convirtió en un centro virtual de comunicaciones que ofrecía a sus miembros télex, fax y servicios de traducción. Además, los exámenes comerciales se convirtieron en una de sus principales fuentes de ingresos llegando a tener 1000 candidatos examinándose bajo la supervisión de la British Chamber en 13 ciudades españolas en junio de 1989.
La Cámara comenzó a organizar para sus socios visitas a ferias comerciales en Reino Unido junto con el staff y miembros de la Junta de Gobierno para ayudar a superar la barrera idiomática y lograr nuevos contactos.
Actualidad
Actualmente, la British Chamber es la única organización empresarial independiente hispano-británica en España, con fuertes relaciones institucionales, en especial con la Embajada Británica y los servicios comerciales británicos (UK Trade & Investment) y españoles en el extranjero (ICEX).
Tiene tres sedes en Barcelona, Madrid y Málaga un total de 300 empresas socias, tanto grandes empresas como pymes.
Entre los actuales beneficios y servicios de la British Chamber está la organización de eventos empresariales con ponentes de gran relevancia y sobre temas de actualidad, la publicación de estudios y organización de comités para representar los intereses de sus socios ante los órganos de decisión y la promoción del negocio de sus socios a través de sus canales de comunicación.
Este texto ha sido posible gracias a la ayuda y colaboración de Michael Witty, socio honorario de la British Chamber.